domingo, 2 de agosto de 2015

Miguel A. Jaimes: Medidas

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La Mucuy

            Las libras eran las medidas de los abuelos. Así como los quintales, las fanegas y las arrobas. En las casas de ambientadas bodeguitas se hablaba a diario de aquellas medidas poco usuales ahora para muchos de nosotros, quienes hasta el peso de los sueños logramos perder.

            Don Nencho fue un guía; pesaba las cosas que compraba con el tanteo de sus dedos; también hacía favores a inoportunos compradores quienes ganaban cualquiera de las cosas ofrecidas por los caminos. Sostenía la fuerza de los pesados fardos diciéndoles: “Esto es tanto, su peso es tal”. Así todos se acostumbraron a usar medidas que sentían colgadas en sus brazos. Hombres, mujeres y niños por igual.

            Hasta para caminar sabían la distancia por lo duro de sus pasos, fuerza, subidas y bajadas. Indivisos caminos estaban inundados de tierras, barros y muchas piedras e inmensas rocas.

            Recorridos diarios por leguas de caminos. Una legua representaba 5.572,70 metros y también se medía por lo que un hombre caminando o montado sobre un caballo podían andar en una hora.

            Una fanega equivalía a 50 kilos; sobre todo eran destinadas para el peso del maíz blanquito o el amarillo que para los años de 1940 tenían un costo de apenitas —decían los viejos— diez bolívares.

            Una libra eran 450 gramos y la misma era utilizada para comprar una mantequilla criolla medio blanquita que venía envuelta en hojas de frailejón. Se colocaba a hervir leche, había que esperar a que soltara el hervor; después se colocaba de un día para otro en lo alto, pero primero se le sacaba la crema, la cual se batía muchísimo hasta que salía la mantequilla en ramas.

            También estaban los fardos de paja, normalmente de dimensiones de medio por un metro de 18 kilitos. Algunas cosas venían envueltas en ese papel grueso conocido como paca.

            Una cuenta de pan eran cien unidades de bolitas dulces. Banquete o francés se pedía para los funerales. Una gruesa eran doce docenas, ciento cuarenta y cuatro unidades. Una arroba once kilos y medio, veinticinco libras. Una terca cuatrocientos gramos. La pinta un poquito más de medio litro y la milla 1.609 metros.

Dr. Miguel A. Jaimes N.
www.geopoliticapetrolera.com.ve
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@migueljaimes2
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